viernes, 5 de agosto de 2011

Encuentran mensaje oculto en reloj de Abraham Lincoln

Una historia, que había circulado durante 150 años sobre un mensaje oculto que un relojero grabó en el interior del reloj del presidente Abraham Lincoln, fue comprobada el martes por funcionarios del Museo Nacional de Historia de Estados Unidos.
Un relojero utilizó diminutas herramientas para abrir cuidadosamente el antiguo reloj en el local del museo y un descendiente del relojero de aquella época leyó en voz alta el mensaje que existía en una lámina de metal grabada debajo de la carátula del reloj.
La primera línea dice: “13 de abril – 1861. Fort Sumpter fue atacado por los rebeldes en esta fecha. J. Dillon”. La segunda parte, repite la misma fecha, dice que el lugar es Washington y agrega, “Gracias a Dios que tenemos un gobierno”.



La inscripción fue hecha en una diminuta letra cursiva y llena el espacio entre minúsculos tornillos y tuercas que cubren la placa metálica. Se necesitó de una lupa para leerla.
Jonathan Dillon era un relojero en la Avenida Pensilvania y tenía el reloj en las manos cuando se enteró que los primeros disparos de la Guerra Civil fueron hechos en Carolina del Sur. El inmigrante irlandés posteriormente relató que era el único simpatizante de la Unión que trabajaba en el establecimiento en esa época en que Washington estaba dividido.
El relato de Dillon pasó de generación en generación entre su familia y amigos, hasta que en 1906 llegó a oídos de un periodista del New York Times. Este entrevistó a Dillon, que ya tenía 84 años, y le dijo que nadie había visto ese inscripción.


Doug Stiles, un tataranieto del relojero, escuchó el relato de su tío abuelo hace algunas décadas. Hace unos meses halló la información del periódico y hace un mes se puso en contacto con los funcionarios del Smithsoniano que no sabían sobre la inscripción.
Un relojero voluntario del museo, George Thomas, abrió cuidadosamente el reloj ante una audiencia de periodistas y personal del museo que miraban un televisor, por circuito cerrado.
Cuando hallaron la inscripción, hubo un suspiro de alivio general.

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